Tuyo, sólo tuyo. Nadie más podría ser dueño de las tardes que nos regalaste. Tuyo es el sudor que dejó huella en cada pista. Tuyo es el “¡vamos!” que nunca se rindió. Y mío, sólo mío, es el orgullo de haber crecido contigo viéndote jugar.
Eres tuyo, y a la vez tan nuestro. Tan Rafa, tan cercano. Y no lo digo yo, lo dice mi madre, mi padre, se escucha en los colegios y lo comentan en la calle quienes nunca hablan de deporte. Porque en cada golpe nos enseñaste que no hay muro insuperable, que la derrota es un posible primer paso hacia un peleado triunfo. Pero no es un «nuestro» de exigencia, sino de gratitud. Porque contigo aprendimos que el verdadero legado no está en los trofeos, sino en cómo los ganas. Porque contigo, Rafa, entendimos que el esfuerzo es poesía, y que se puede ser gigante sin dejar de ser humano.
Has sido campeón en cada arena, pero también fuera de ella. Porque tu grandeza no acaba en la línea de fondo, ni en el liftado perfecto, ni en la dejada imposible. Tu grandeza está en tu forma de mirar, de ayudar, de ser. Porque contigo, Rafa, la rivalidad pasó a un segundo plano, la palabra humildad tuvo nombre, y la lucha siempre llevó el apellido Nadal.
Rafa, siempre Rafa. Eres de todos, pero también te siento mío. Porque me acompañaste en esas tardes frente a la tele, cuando todo parecía perdido y tú me enseñaste que no lo estaba. Porque me diste razones para creer en lo imposible, a nivel deportivo y también en lo personal. Porque contigo aprendí que la vida, como el tenis, se gana punto a punto.
Gracias, Rafa. Por cada set, por cada partido, por cada lección. Por ser eterno, sin olvidarte nunca de ser tú.
— Homenaje al tenista Rafael Nadal, leyenda del deporte español, en el año de su retirada (2024)
Fotografía | Copyright : Corinne Dubreuil
Precioso y justo homenaje…
Que bonito homenaje a Rafa y que palabras más acertadas Pablo «se puede ser gigante sin dejar de ser humano». Que bien expresado el valor del esfuerzo, de la constancia, de la superación, de que la vida se gana punto a punto. Que bien escribes Pablo.
El más grande de todos.
Muchísimas gracias por pasarte por aquí.
Un fuerte abrazo.
Bellísima reflexión.
Debería ser de obligada lectura en los centros de enseñanza.
El legado que nos deja no es lo que ganó, sino CÓMO lo ganó.
El esfuerzo es poesía, como cada una de tus líneas dedicadas a un hombre ejemplar.
Felicidades, Pablo.
Muchísimas gracias, Pepe.
No tan bonitos como tus poemas, escritos y reflexiones que me ha mandado muchas veces mi padre.
Felicidades también a ti 😉
El más grande de todos, sin ninguna duda.
No hay ninguna duda. Abrazo grande, Ñose.