El deporte es un pilar fundamental en el desarrollo social y emocional de las personas. No lo digo yo, lo avalan numerosos estudios y también nuestras vivencias personales. De hecho, es muy probable que tú, que estás leyendo este post, también puedas confirmarlo a partir de tu propia experiencia. Pues en la etapa escolar, ¡ni te cuento!
La serie En la victoria o en la derrota (Pixar, 2025) aborda este tema de una manera tan profunda como inesperada para una producción animada. A primera vista, parece contar una historia sencilla, pero en realidad explora con gran sensibilidad y profundidad las dinámicas emocionales y sociales de todos los agentes implicados en equipo de softball escolar en la semana previa a la final de su campeonato.
La genialidad de su estructura narrativa es muy destacable. Cada episodio muestra los mismos hechos desde la perspectiva de un personaje diferente, una técnica conocida como «efecto Rashomon«. Esta decisión creativa nos invita a reflexionar sobre nuestra subjetividad y lo rápido que solemos sacar conclusiones o emitir juicios sin conocer realmente las circunstancias y particularidades de los demás. ¡Tan real como la vida misma! Como se dice ahora en redes, deberíamos aplicar más eso de «escuchamos, pero no juzgamos» A partir de aquí, si aún no has visto la serie, lanzo el aviso: ¡Cuidado que hay Spoilers!
Primera base: Aprendizajes vitales, a pesar del tercer Strike
Desde una perspectiva educativa, el deporte es mucho más que un simple juego. Implica la adquisición de valores como la perseverancia, el trabajo en equipo, la gestión de la frustración, el sentimiento de pertenencia y un larguísimo etcétera que podría ser eterno. La serie refuerza esta idea al mostrar cómo cada personaje enfrenta la presión de la competición de manera distinta. Laurie, la hija del entrenador, experimenta ansiedad por el deseo de cumplir con las expectativas de su padre. Rochelle, la estrella del equipo, lidia con la carga de ser la mejor jugadora mientras su madre publica cada uno de sus logros en redes sociales. Estas historias reflejan situaciones reales en los entornos educativos y deportivos, donde los niños deben equilibrar su desarrollo personal con las expectativas externas.
El entrenador Dan actúa como un eje moral en la serie, insistiendo en que el objetivo principal del deporte es disfrutar del juego, no ganar a toda costa. Sin embargo, su mensaje es recibido de manera diferente por cada niño y sus familias, evidenciando cómo los valores deportivos son interpretados y a veces distorsionados según el contexto social y familiar. Este punto es clave en el análisis de la educación deportiva: el éxito no debe definirse únicamente por las victorias, sino por el aprendizaje y el desarrollo integral adquirido.
Segunda base: Emociones más allá del terreno de juego
Acostumbrados a las archiconocidas emociones de Del Revés (Inside Out 1 y 2), Pixar recurre a recursos visuales simbólicos para ilustrar el mundo interior de sus personajes. En el caso de Laurie, su ansiedad se materializa en una criatura imaginaria que la sigue a todas partes, una clara metáfora del estrés y la presión interna que siente. Este tipo de representaciones visuales permite a los espectadores comprender mejor el impacto emocional del deporte en la infancia y la importancia de desarrollar estrategias de afrontamiento saludables.
Kai, una de las jugadoras destacadas del equipo, se enfrenta el desafío de adaptarse a un nuevo entorno y gestionar la presión de su padre, quien la impulsa hacia el perfeccionismo. Dependiendo de su confianza, el suelo parece atraparla o, por el contrario, la impulsa hacia lo más alto, reflejando cómo las emociones fluctúan según la situación. Para no seguir destripando la serie, dentro del equipo también somos testigos de cómo surge el amor, el desamor, la soledad, la rebeldía… Recuerda no juzgar antes de conocer cada historia.
Y en este análisis los adultos de la serie no se quedan atrás. Frank, un árbitro tímido, se aísla para protegerse de una ruptura amorosa, utilizando su papel de profesor y árbitro estricto como una coraza emocional. Vanessa, una madre soltera que vive con ansiedad el deseo de hacer todo por sus dos hijos, mientras lucha por equilibrar su amor incondicional con el miedo al fracaso. Dan, un entrenador que se acaba de separar, a pesar de predicar el disfrute del juego, se ve atrapado por sus propias frustraciones y temores, poniendo en riesgo la conexión emocional con su hija y el equipo.
Sin duda, la serie logra capturar diferentes realidades que puede ser afín a cualquier equipo, aula, familia. Ofrece una crítica valiosa para que la sociedad reflexione sobre cómo los adultos —familias, profesionales del deporte, psicólogos y docentes—pueden acompañar a los pequeños (y no tan pequeños) de manera más consciente y empática en el ámbito deportivo (y en la vida).

Última carrera con un «pero» que evita el Home Run
Recomiendo la visualización de esta primera temporada (8 capítulos, ¿será la única?) porque me ha parecido una serie muy bien planteada, con un enfoque que puede ser perfectamente aprovechado en las clases de Educación Física de ESO y Bachillerato. Los episodios de 15 minutos son ideales para generar reflexiones en clase sobre diversos temas que están a la orden del día. Sin embargo, la serie no ha estado exenta de polémica. Durante su proceso de producción, se censuró una escena que originalmente abordaba la identidad de una niña trans. Esta escena, que mostraba cómo Kai lidiaba con su transición y las dificultades emocionales asociadas, fue eliminada antes del estreno, generando un debate sobre la representación de las personas trans en contenidos dirigidos a la infancia. Disney justificó la decisión diciendo que estos temas complejos deberían ser tratados por las familias en un momento adecuado, lo que suscitó cuestionamientos sobre si la censura respondía a presiones externas y expectativas de ciertos grupos.
Sin duda, se perdió una oportunidad valiosa para abordar una realidad que no podemos ignorar. Este debate, lejos de limitarse a la ficción, tiene una profunda relevancia en nuestra sociedad, invitándonos a reflexionar sobre cómo manejamos los temas de identidad y respeto. En el contexto del deporte competitivo, donde se deben tomar decisiones importantes, es crucial fomentar una reflexión social sobre la diversidad y la inclusión, temas que son cada vez más esenciales en nuestras prácticas y valores.