— Aunque habéis perdido el partido, debéis iros con la cabeza bien alta. —animaba el periodista mientras entrevistaba al niño de 8 años.
— Muchas gracias. Lo importante es participar, además todos nos lo hemos pasado muy bien. —comentó el humilde chiquillo mientras se colocaba la camiseta.
— Claro que sí, campeón. Y… ¿de quién te acuerdas en estos momentos?— preguntó el periodista.
— Pues de todo mi equipo, porque todos hemos jugado lo mejor que hemos podido y nos reímos mucho siempre. También de mis padres, porque me llevan a todos los partidos y me animan mucho en la grada, aunque perdamos. Y de nuestros entrenadores, ellos nos han enseñado que tenemos que saber ganar y perder. ¡Ah! y que no se me olviden los árbitros…
— ¿Los árbitros? —dijo sorprendido el periodista.
— Sí, porque sin ellos no podríamos jugar los partidos. Pero en especial quiero dar las gracia a uno.
— ¿A quién? — preguntó intrigado el periodista.
— A ese que, para no caerme, me enseñó a atarme las zapatillas.
Que no se quede en un cuento, otro deporte es posible.
Porque el deporte está para servir, no para servirse de los niños.

Foto: Deportes Ahora
Gracias por tu gesto Orlando. Por dar ejemplo a los más pequeños y seguir educando más allá del aula. Ya lo sabes compañero, ellos son el futuro y merecen nuestra mejor versión. Porque los mejores profesionales deben estar en el deporte base, por eso, para mi eres un árbitro y amigo de primera división.
Muchas gracias por tus palabras Pablo! Sin duda en el deporte hay que enseñar educando también. Hay valores que no deben perderse. Lo que más admiro de pitar en estas categorías de benjamines o alevines es la ilusión intacta que tienen y las ganas de jugar, independientemente del resultado. Eso es el espíritu del deporte. Hagamos entre todos que no se pierda.
Un gesto excelente. ¡Qué cunda el ejemplo!